Lluvia, sofá, manta, Netflix y… escribir guión.
Hoy es una de esas tardes en las que trabajar es un placer. Estoy escribiendo un guión y hoy tocaba ordenar el material. Es una parte muy relajante porque es como hacer un puzzle: no precisa mucha atención y puedes hacerlo de forma relajada. Pero que no os engañe mi posición relajada haciendo este gesto. El gesto de quitar, de eliminar, de suprimir tiene un gran valor: el valor del descarte.
El valor del descarte.
La clave son los post-it y una mano firme a la hora de decidir que se queda y que se va. Hay una parte del trabajo de arte que está ahí para decir qué no debe estar ahí. Y otras veces está para decirte que todo lo demás no debería estar junto a él. Siempre hay que valorar tanto el material que se agrega como el que se deshecha. Es una lección que aprendí en las clases de Procesos Escultóricos de la facultad.
La clave en este proceso es que todo tiene tanto valor como ninguno.
El aprendizaje.
Ese es el peso de esta parte del trabajo y de la vida en general. Es difícil desechar material que, con tanto esfuerzo, has elaborado. Sin embargo es parte intrínseca de la creación aprender que, el descarte, es necesario.