Clientes, jefes y empleados.
Desde el nacimiento de las RRSS, surgió un pensamiento común entre algunos grupos que consideran que en el sector servicios, la persona que es servida no tiene ninguna obligación ni necesidad moral de darles las gracias a la persona que sirve porque, se les está pagando y eso es suficiente reconocimiento a la labor que está realizando. Esta falta de reconocimiento al sector servicio que ha surgido entre algunos grupos de la sociedad, denota una total falta de respeto hacia las personas que trabajan en este sector.
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El vínculo.
Todos trabajamos para alguien, con alguien, por alguien o alguien lo hace para nosotros. La finalidad de este trabajo es ganarnos el pan con él, mejorar cada día y hacerlo lo mejor posible. Sin embargo, a pesar que el trabajo está reconocido por el intercambio con dinero, si surge la oportunidad, es imprescindible para las personas escuchar en voz el reconocimiento sobre esta labor diaria. Ya sea en público o en privado, desde mi punto de vista, el reconocimiento dicho, siempre dará un plus de motivación y mejorará el vínculo afectivo entre compañeros, jefes, clientes y empleados.
El reconocimiento es un poder asombroso. No es algo que se pida por contrato, no es una finalidad en sí misma, tampoco es valiosa económicamente hablando pero, tiene la capacidad de unir o separar relaciones personales según se ejerza este poder. ¿Qué es lo que hace que el reconocimiento tenga tanto peso sobre la relación entre las personas?
El reconocimiento es aceptación. Es gratitud. Agradecer un beneficio o un favor recibidos (Rae).
El reconocimiento, es apreciación. Y hacerlo de forma pública, es una manera de ser generoso con otros y valorar que no habría progreso sin ti. Es posible que, esto esto último, sea lo que más les cuesta reconocer a las personas. Cómo si el talento, valor e importancia de una persona se diluyera, menguara o perdiera a ojos del público, solo por el mero hecho de reconocer el trabajo de todo el equipo.
El tóxico poder de la falta de reconocimiento.
Expresar el reconocimiento cara a cara, es muy importante pero en momentos especiales. El agradecimiento público tiene un gran poder sobre el mensaje que se transmite. Si el agradecimiento se hace en la sombra, ignorando tu presencia públicamente, evitando que nadie más lo sepa y sin compartir los resultados del trabajo con las personas implicadas, estás usando tu poder como demostración de autoridad. Además de hacer sentir sobre los demás la opresión de no poder decir quién eres, para evitar que a otros les perjudique de alguna forma. Si es que les perjudica.
El reconocimiento, es el agradecimiento auténtico.
El reconocimiento, es algo más que dar las gracias, pues no hace falta. Es compartir los momentos importantes surgidos del éxito de un trabajo con las personas que lo han hecho posible. Eso, no es sólo dar las gracias, es hacer sentir el agradecimiento. Es demostrar verdadera gratitud. Dar las gracias, pagar o regalar algo, es la forma más común de transmitir a la otra persona nuestro sentimiento de valor hacía lo que está haciendo. Sin embargo, no deja de ser un convencionalismo social. Por eso, si se presenta una situación con la que mostrarle a la otra persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho por nosotros o lo que nos ha dado, y en lugar de reconocerlo, decidimos no hacerlo; da igual las veces que des las gracias, porque ya no será honesto y sincero.
Falta de reconocimiento.
Son los pequeños detalles lo que hace tan grande el reconocimiento y transmiten mejor nuestro sentimiento. Son los gestos conectados con aquello que hemos recibido lo que hacen que lleguen al otro. Pero, ¿Dependemos del reconocimiento si te molesta que no lo hagan? Es cierto que hay personas que no saben reconocer y quiénes lo hacen, no lo hacen constantemente. Pero ¿hacemos favores esperando reconocimiento? Seguro que hay personas en el mundo que esperan un reconocimiento constante ante todo lo que hagan.
Sin embargo, por lo general, el reconocimiento no es un fin en sí mismo. Solo lo es, cuando se presenta la oportunidad del reconocimiento y la persona que puede hacerlo, decide omitirlo. Es aquí cuando la satisfacción sobre lo que estás trabajando se pierde y el valor de mantener una relación cercana y de confianza en el servicio, se pierde.
Al fallar en expresar tu gratitud, lo que en realidad estás diciendo a las otras personas es que «hubiésemos hecho lo mismo sin ti».
El reconocimiento, no es primordial pero sí es esencial cuando se presenta la oportunidad. Con él, demuestras que has recibido o aportado algo ante los demás, te diferencia y te da valor. No valor económico, pero sí humano. Mejora las relaciones sociales y estrecha el vínculo afectivo. El reconocimiento, te mueve por las mañanas para levantarte de cama y te saca la sonrisa durante el trabajo. El reconocimiento te ilumina y la calidez de esta luz, no se puede comprar.