Mantener el equilibrio en la vida puede llegar a ser una constante lucha infernal. Es el tira y afloja del juego de la cuerda en el que tu participas sujetando la soga desde ambos lados. Gane quien gane, tú pierdes.
Ya sea por razones personales o motivos ajenos a ti, la vida te presenta encrucijadas de más de una solución. Todas son buenas y malas. Lo que hace que tomes la decisión, viene dada por una emoción nada clara, muy confusa, difícil de explicar pero, de un peso tan grande que hará inclinar la balanza hacia ese lado tan solo con pensar en ello.
Y detrás de todo eso, un anhelo. Tener el poder de cambiar las cosas en ese mismo instante. De esa forma, navegar siempre a tu favor. Porque las decisiones que más duelen son aquellas que te afectan pero sobre las que no tienes poder alguno. Con esa habilidad, podrías mantener siempre tu propio equilibrio. Sin depender de nada más que de tú propia fuerza.
Pero es una fantasía. Y lo único que tenemos para poder cambiar las cosas, es el tiempo. Aprovechar cada minuto para poder cambiar el rumbo del viaje, es tu mejor truco. No delegues tu tiempo, no lo regales, no lo pierdas. Porque un día despertarás en medio de una encrucijada y, sujeta de las dos cuerdas, de una te tendrás que soltar y gane quien gane, tu pierdes.