Abro los ojos. Entre las ranuras de las contraventanas entran rayos de sol. La piedra de mi habitación está fría después de una larga noche de helada. El valle es un lugar precioso pero también húmedo, por eso al abrir las ventanas veo la blanca hierba en los lugares sombríos donde los rayos aún no han tocado el suelo. Su luz se refleja en la escarcha brillando en la penumbra. Una belleza efímera que atrapa mi vista y mi alma.
Escucho ruido en la cocina de cacerolas, cubertería y el olor a café y pan tostado recién hechos. Mi abuela ya está preparando la comida y la cena de esta noche. Son las 11 de la mañana. Muy tarde ya para una mujer que lleva toda la vida levantándose al amanecer y preparando la casa para la familia. En la cocina, mi abuela siempre me recibe con una taza de café y un plato de tostadas con mantequilla.
-Fai frío- me dice. Me pide que baje a por leña y encender la cocina de hierro. Bajo y entro na cuadra da leña. Allí cojo unos troncos gruesos y otros más finos que mi padre ha cortado el día anterior. Además, cojo unos carozos del maíz que cosechamos a finales del verano y unas ramas finas para encender el fuego. También me ha mandado subir unas ramas de Laurel seco para cocer el marisco para la cena de Nochebuena. Le doy el laurel a mi abuela que añade a la olla llena de agua hirviendo en la cocina de gas y donde vuelca los langostinos.
Mientras tanto yo enciendo el fuego de la cocina de hierro. Respiro el momento. El crepitar de las llamas, el sonido del viento al moverlas, los cristales empañados de vapor, el burbujeo de la olla y el aire impregnado de olor a Laurel en la cocina.
Tomo aire, cierro los ojos y respiro las hojas de laurel en mis manos. Abro los ojos y sigo aquí, 20 años después, en la cocina de mi casa, muy lejos del hogar de mi infancia preparando la cena de Nochebuena, con las hojas de laurel en la mano preparadas para echar en la olla. A mi alrededor ya no hay rastro de mi infancia. Tan solo su recuerdo. Pero con un gran poder en mis manos. El de viajar en el tiempo con el olor a Laurel en la cocina.
