Nos descubrimos.
La historia de Palabras Oro Rosé comenzó en Instagram donde nos cruzamos con dos publicaciones y un me gusta: el mío a una foto suya de un precioso ramo de flores lleno de alegría; y el de ella hacia un videocuento mío. Así fue como Yiriela y yo conocimos nuestras mayores pasiones. Lo que nos da la vida cada día eventos y videocuentos.
¡Mira el Videocuento de esta historia!
Y nos encontramos.
Yiriela me contó que tenía un deseo. Contar la historia de cómo y porqué llegó a ser Wedding planner. Su trayectoria personal y profesional estaban muy vinculadas y necesitaba contarlo; por ella y por su familia.
Una historia, un sentimiento.
Me pasó su historia y pude leer mucho más que una simple historia. Sus recuerdos estaba lleno de sentimientos, Buenos y malos.
El pilar férreo que conformó su familia le ayudó amar su vida y luchar por sus sueños.
Percepción y emoción.
En un videocuento la historia importa y mucho porque no habla transmitiéndonos sus ideas y sentimientos. Pero no importa ni más ni menos que la imagen pues a través de la ilustración apoyamos visualmente el cuento que escuchamos. En Palabras Oro Rosé lo que vemos en las ilustraciones, va más allá de lo que la historia nos cuenta. Delante nuestra, hay más historia que la que escuchamos. Es la magia de los Videocuentos.
Mi recuerdo.
Desde que conozco a Yiriela, conocer su historia, hacer sus ilustraciones, la locución, la edición del vídeo y todas las conversaciones, ideas, sugerencias, correcciones… Hacer Videocuentos absorbe mucha energía mental y física. Pero siempre merece la pena. Al final de todo este camino, recupero todo lo perdido y me hace crecer un poquito más.
Sin duda.
Nuestro encuentro ha supuesto un gran descubrimiento para ambas y esta historia me ha dado una inyección de ilusión y entusiasmo para seguir empujando cada día por un día más de satisfacción con Videocuentos.
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